En el año 1984, los Rolling
Stones andaban por un hotel de Ámsterdam preparando su siguiente álbum, cuando
Mick Jagger telefoneó a la habitación de Charlie Watts, reclamando la presencia
de “su batería”. Tras oír esto, Watts, que es un pan de Dios, se puso su traje,
subió a la suite del frontman y, cuando este le abrió la puerta, lo tumbó de un
puñetazo, no sin antes advertirle que jamás se volviese a dirigir a él como “su
batería”.
El pasado 23 de Noviembre, en la
derrota de Los Angeles Lakers frente a Grizzlies, Mike D'Antoni decide que Pau Gasol vea
desde el banquillo todo el último cuarto. Ese feo gesto con Gasol, frente al que
fue su público durante varias temporadas, fue justificado con un “lo hice porque
quería ganar el partido”.
Una humillación (otra más), a las
que está demasiado acostumbrado el número 16, que ha pasado de ser quien devolvió
a la franquicia angelina a la senda de los títulos, a convertirse en el pim,
pam, pum de Lakers, con el que se atreve hasta un recién llegado bajo sospecha como D'Antoni, que viene de hacer el ridículo con New York Knicks.
Aunque, el nuevo entrenador sólo está
siguiendo el ejemplo de sus antecesores: Phil Jackson, que le atizaba a Pau en los tiempos muertos y lo remataba en las ruedas de prensa, y Mike Brown que olvidó que Lakers triunfaron con la pareja interior Gasol-Odom y apostó por el frágil pívot
Andy Bynum. Tampoco ayudan los comentarios del hermano Kobe que agradeció a Gasol los dos anillos y las tres
finales con un “se arrastra por la cancha”, ni los de “Magic” Johnson que no
entiende de tendinitis y al que le falta encadenarse a la puerta del Staples para
pedir su traspaso.
Los
desprecios ya comenzaron en la época de Memphis, cuando, ya asentado como
estrella, se le pasó la factura de las 0 victorias en postemporada, y su demanda de un center que le permitiese jugar en su posición natural
de 4, fue respondida con la convivencia obligada con un batallón de ala-pívots
(el difunto “Alitas de Pollo” Wright,
Stromile Swift, Tony Massenburg, Drew Gooden, Brian Cardinal, Hakim Warrick…).
¿Qué te pasa, Pau? ¿De qué sirve
medir 2´16 si el mundo te mire por encima del hombro? ¿Tanto quejarte a los
árbitros durante los partidos y después permites que todos te pisoteen? ¿Dónde dejaste lo que pusiste
cuando le machacaste a Garnett?
No puedes seguir alimentando el tópico
yankee del jugador europeo, técnico pero falto de personalidad, sin el fuego
que da salir del guetto o las batallas universitarias.
Aprende de Marc que se ganó el respeto, demostrando primero sacrificio para bajar 30 kilos de peso y después,
siendo rookie en unos Grizzlies perdidos en el egocentrismo de su plantilla y
ante los rumores de traspaso del playmaker Mike Conley Jr., declaró que sólo
faltaba que se fuese el único jugador que pasaba el balón, señalando a
directiva, entrenador y compañeros, pero manifestando compromiso y carácter.
O, sigue el ejemplo de Lamar Odom,
que tras el return to sender de
Hornets, amenazó al General Manager Kupchak hasta que lo mandó a un equipo con
aspiraciones.
Como si tienes que renunciar a lo
que te queda de contrato, lo que sea por mantener la dignidad, poder medirte a
tu ex-equipo en playoffs, y marcharte por la
bocana de vestuarios con el índice en los labios.
¡Que vuelva al BarÇa, hombre!Que es donde mejor se está cuando llueve, como diría Manolo García, y vaya si les hace falta este año.
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