viernes, 11 de agosto de 2017

MILWAUKEE BUCKS. EL FUTURO YA ESTÁ AQUÍ.




Pese a que ahora son un firme candidato a dominar el Este cuando llegue el declive de Lebron, los últimos años de los Bucks no habrían sido halagüeños para el equipo del Estado de Wisconsin.

El contrato multimillonario que le firmaron en 2013 a su atlético center, Larry Sanders, fue “agradecido” por este, con peleas en clubs nocturnos, suspensiones por consumo de marihuana y una apresurada retirada del baloncesto en 2015, aquejado de un trastorno ansioso-depresivo.

Tampoco su flamante Número 2 del Draft 2014, el alero Jabari Parker ha conseguido demostrar con los mayores, el gran talento anotador que exhibió con los Blue Devils de Duke. En Febrero se rompió por segunda vez el ligamento cruzado anterior de su  rodilla izquierda, y las lesiones están, de momento, mermando la trayectoria del llamado nuevo Carmelo Anthony.

Y si los jóvenes no estaban respondiendo, los veteranos tampoco mejoraron la franquicia. El traspaso del espectacular Monta Ellis por O.J. Mayo en 2013, fue un fiasco que se saldó con la suspensión de Mayo, por dos años (!) por consumo de drogas.

Anyway, lo que no sabían en el Bradley Center, es que, ocultos en el roster de los Bucks, estaban los diamantes en bruto que iban hacer que la NBA volviese su mirada, por primera vez en muchas temporadas, hacia la pequeña Milwaukee.


Khris Middleton: Nº 39 del Draft, procedente de Texas AM&M, llegó a los Bucks en el 2013, como complemento del traspaso que llevó al irregular Brandon Jennings a Detroit. Pocos esperaban que llegase el máximo anotador (18,2 pts. por partido en la 2015-2016) del nuevo proyecto comandado por el entrenador Jason Kidd. Un 2-3 con excelente tiro exterior, que parece un jugador de los 70s, más centrado en los fundamentos que en el físico.
Una grave lesión muscular por la que se perdió los primeros 50 partidos de la temporada 16-17, y la eclosión de un titán heleno, han hecho que ya no sea tan nombrado como  antes, pero está claro que los posibles éxitos de Milwaukee pasan por la finura de la muñeca de Kris Middleton.


Malcom Brogdon: Habría que remontarse a los años 60s y a Willis Reed, para encontrar un Segunda Ronda que alcanza el premio al Rookie del Año. El point guard Michael Brogdon alcanzó el galardón gracias a la solidez que demuestra en todas las labores propias de su puesto. Brogdon es capaz tanto de tirar de tres como de atacar el aro, así mismo, de sus años en la Universidad de Virginia le queda el gusto por el juego de pase y un desarrollado I.Q. basketball, que seguro es del agrado de Jason Kidd.
En una NBA obsesionada por encontrar al “next big thing”, es bueno que Brogdon y sus 24 años, hayan conseguido aportar madurez a una liga cada vez más llena de proyectos frustrados.



Thon Maker: Es verdad que aún más proyecto que realidad, pero es imposible no ilusionarse con este esbelto gigante de 2,16 m. natural de Sudán del Sur y que, huyendo de la guerra, ha encontrado su sitio en la NBA. Elegido en la décima posición del Draft del 2016, sus minutos en cancha se vieron doblados en los playoffs de este año, gracias a su intensidad defensiva, su amenaza desde el triple y a una capacidad atlética, impropia de su tamaño.
Y yo confío en que este miembro de la tribu de los Dinka (como Manute Bol), un exotismo en la presente NBA del small ball,  pueda ejercer de catalizador y favorecer, con su rebote e intimidación, que el contraataque sea otra de las armas de Milwaukee Bucks.


Giannis Antetokounmpo: Difícil describir a este jugador con palabras: 2, 11m., físico muy potente que le permite tanto correr la cancha como jugar por encima del aro; gran envergadura y enormes manos para taponar y robar; capaz de jugar el puestos de escolta, alero y ala pívot…un monstruo que ya está entre los 20 primeros en las 6 categorías estadísticas principales y que apuntan a un próximo MVP de la NBA.
Si Andrés Montes viviese seguro que le buscaría un apodo relacionado con sus orígenes griegos (Giannis es de padres nigerianos, pero nació en Atenas) o adaptaría la descripción que una vez imaginó cuando los Duncan, Garnett y compañía llegaron a la liga, y bautizaría a Giannis Antetokounmpo como el jugador del Siglo XXII. 

A la causa colaboran la evolución en ataque de Tony Snell, las jugadas sucias de Matthew Dellavedova y el talento de espaldas al aro de Greg Monroe…, habitantes de esa jungla de brazos largos, juventud y ansias de ser el futuro de la Conferencia Este, que ya son los Milwaukee Bucks. 


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