Spike wants you! |
No se olvida ni el primer beso ni el primer amor.
A finales de los 80s, el glam/sleaze angelino estalla a nivel comercial.
De las cloacas de Sunset Strip emergen multitud de bandas (Mötley Crüe, L.A.Guns, W.A.S.P.…) que conforman un ambiguo universo cargado de suciedad, diversión, excesos y fantasía.
La onda expansiva arrasa, primero EE.UU, y luego, el mundo, hasta llegar a la vieja Inglaterra. Desde allí, The Quireboys y su disco de debut, el multiplatino, A bit of what you fancy (1990), se alejan de las influencias de Kiss o Aerosmith, típicas de los grupos americanos, y proponen una revisión sin filtros del legado Faces/Stones.
De entre los surcos del LP, brotan doce rotundos himnos al party all time, every time, interpretados con clase por el vocalista, alma y motor de la banda, Spike, entrañable pirata de garganta rota, heredero directo del Rod Stewart más rockero.
Su actuación en el prestigioso festival Monsters of Rock codeándose con Whitesnake o Poison, les sitúa como la next big thing del hard rock europeo.
Sin embargo, la mala suerte de toparse con unos similares Black Crowes, que se comen el trozo del pastel que les correspondía a ellos y, sobre todo, la sombría eclosión del grunge, deja sin aire las velas de los Quireboys y les hace transitar por aguas más modestas hasta llegar (quién lo iba a decir hace 20 años) hasta Tenerife.
Impagable portada kitschy |
Sin embargo, la mala suerte de toparse con unos similares Black Crowes, que se comen el trozo del pastel que les correspondía a ellos y, sobre todo, la sombría eclosión del grunge, deja sin aire las velas de los Quireboys y les hace transitar por aguas más modestas hasta llegar (quién lo iba a decir hace 20 años) hasta Tenerife.
Temas actuales como Mona Lisa smiled, This is rock and roll, Lorraine..., salpicados con visitas a su opera prima (Roses & Rings, There she goes again), poco a poco, van dando paso al repertorio más celebrado.
Whippin´Boy y Ode to you (just walk) impregnan el ambiente de la épica del Sur de la frontera. Hey You, sigue sonando tan fresca como en 1990, y la armónica de Spike en 7 O´clock es la chispa que faltaba para incendiar los ánimos de los ya devotos de este frontman de mirada embadurnada en rimmel, y pañuelo eterno. Artista que, a la hora de despilfarrar sentimiento y actitud, no distingue entre el faraónico escenario del Tokio Dome y las modestas tablas de este reconvertido Cine Víctor.
El momento álgido de la noche llega con los bises y la inevitable power ballad I don´t love you anymore. Baja la potencia de los focos y sube la emoción. Soberbia interpretación en la que se encadena el estribillo con un fragmento del Fool to cry stoniano, generando un éxtasis colectivo que dura hasta el desbocado final de Sex Party que nos devuelve a la realidad.
Hard rock party! |
Tom Waits decía de Keith Richards “…tocará hasta que enciendan las luces, hasta que se termine la última botella, hasta que no recuerde otra canción…”. Ojala The Quireboys no se aburran de la ingratitud de una escena musical que no reconoce su talento y mantengan viva la llama de una época mágica en la que muchos nos dejamos seducir por la cara más provocadora y festiva del rock.