Muchas ganas de escribir sobre el
revivir de los Detroit Pistons en la presente temporada. A todos los que nos
enganchamos a la NBA con aquellos Chicos Malos que metieron codos entre el
duelo Celtics-Lakers y la dinastía de los Bulls, nos dolía ver cómo se
descomponía aquella franquicia que dominó la Conferencia Este durante gran
parte de la última década.
Curiosamente, al contrario de lo
que suele ser habitual, la mejora de los Pistons no se inició añadiéndole
calidad al roster, sino con el corte de Josh Smith, un power forward de gran
contrato y nefastos porcentajes de tiro, cuya salida reequilibró la química del
vestuario. Un movimiento
arriesgado que cambió la dinámica de una franquicia que llevaba varios años a
la deriva, bajo la dirección del gran Joe Dumars.
Un jugador legendario cuyo número
4 cuelga de lo alto del pabellón y un mago en los despachos que, de la nada,
creo un quinteto campeón con Billups- Hamilton-Prince- Rasheed Wallace- Ben
Wallace, pero que se equivocó al intentar que evolucionara la plantilla, haciendo
pasar por el Palace a unos crepusculares Chris Webber y Allen Iverson, así como a jugadores
de escaso carácter como Ben Gordon o Charlie Villanueva que poco aportaron.
La llegada vía draft de la
contundente pareja de pívots Greg Monroe y Andre Drummond, y la sustitución de
Dumars por el también entrenador Stan Van Gundy, puso los cimientos de un
equipo que ya inicia el camino de una reconversión que lo devuelva a la zona
noble de la Conferencia Este.
Drummond & Monroe |
Parecía que la rotura del tendón de Aquiles del base Brandon Jennings posponía el renacer del equipo del Estado de Michigan. Sin embargo, la franquicia se ha movido en el mercado y ha llegado a un acuerdo con Jazz y Thunder para enviar a D. J. Agustine y al ex ACB Kyle Singler, junto con una ronda del draft, a Oklahoma, a cambio del físico y la entrega de Reggie Jackson.
Reggie |
Sin el reconocimiento que pensaba que merecía en los Thunder tras cubrir con éxito las bajas por lesión de Russel Westbrook, Jackson se une a James Harden y Jeff Green, como jugador de talento que no encuentró acomodo en los sistemas de Scott Brooks, y viaja a una Motown que ve en él la llave para volver a la postemporada.
Para ello, contará con la ayuda
del retornado Tayshaun Prince, un alero versátil que aportará defensa y el
recuerdo de aquellos temidos Pistons del anillo de 2004; el letal tiro de tres
del escolta sophomore Ken Caldwel-Pope y la experiencia de Caron Butler, en lo
que será una bonita lucha con Brooklyn, Charlotte, Indiana y Boston por el
octavo puesto de las eliminatorias por el título.
Un primer paso para que vuelva a atronar
el DEFENSE-DEFENSE en las gradas y, en noches de play-offs, brillen las que siempre han sido las señas de identidad de los Detroit Pistons: Intensidad,
Esfuerzo y hambre de Victoria.