viernes, 27 de febrero de 2015

DETROIT PISTONS. LISTOS PARA LA RECONVERSIÓN.



    Muchas ganas de escribir sobre el revivir de los Detroit Pistons en la presente temporada. A todos los que nos enganchamos a la NBA con aquellos Chicos Malos que metieron codos entre el duelo Celtics-Lakers y la dinastía de los Bulls, nos dolía ver cómo se descomponía aquella franquicia que dominó la Conferencia Este durante gran parte de la última década.


Curiosamente, al contrario de lo que suele ser habitual, la mejora de los Pistons no se inició añadiéndole calidad al roster, sino con el corte de Josh Smith, un power forward de gran contrato y nefastos porcentajes de tiro, cuya salida reequilibró la química del vestuario. Un movimiento arriesgado que cambió la dinámica de una franquicia que llevaba varios años a la deriva, bajo la dirección del gran Joe Dumars.

Un jugador legendario cuyo número 4 cuelga de lo alto del pabellón y un mago en los despachos que, de la nada, creo un quinteto campeón con Billups- Hamilton-Prince- Rasheed Wallace- Ben Wallace, pero que se equivocó al intentar que evolucionara la plantilla, haciendo pasar por el Palace a unos crepusculares Chris Webber y Allen Iverson, así como a jugadores de escaso carácter como Ben Gordon o Charlie Villanueva que poco aportaron.

La llegada vía draft de la contundente pareja de pívots Greg Monroe y Andre Drummond, y la sustitución de Dumars por el también entrenador Stan Van Gundy, puso los cimientos de un equipo que ya inicia el camino de una reconversión que lo devuelva a la zona noble de la Conferencia Este.

Drummond & Monroe

Parecía que la rotura del tendón de Aquiles del base Brandon Jennings posponía el renacer del equipo del Estado de Michigan. Sin embargo, la franquicia se ha movido en el mercado y ha llegado a un acuerdo con Jazz y Thunder para enviar a D. J. Agustine y al ex ACB Kyle Singler, junto con una ronda del draft, a Oklahoma, a cambio del físico y la entrega de Reggie Jackson.


Reggie

Sin el reconocimiento que pensaba que merecía en los Thunder tras cubrir con éxito las bajas por lesión de Russel Westbrook, Jackson se une a James Harden y Jeff Green, como jugador de talento que no encuentró acomodo en los sistemas de Scott Brooks, y viaja a una Motown que ve en él la llave para volver a la postemporada.

Para ello, contará con la ayuda del retornado Tayshaun Prince, un alero versátil que aportará defensa y el recuerdo de aquellos temidos Pistons del anillo de 2004; el letal tiro de tres del escolta sophomore Ken Caldwel-Pope y la experiencia de Caron Butler, en lo que será una bonita lucha con Brooklyn, Charlotte, Indiana y Boston por el octavo puesto de las eliminatorias por el título. 

Un primer paso para que vuelva a atronar el DEFENSE-DEFENSE en las gradas y, en noches de play-offs, brillen las que siempre han sido las señas de identidad de los Detroit Pistons: Intensidad, Esfuerzo y hambre de Victoria.


sábado, 21 de febrero de 2015

CORTAR POR LO SANO.

-“No sé para qué venimos, doctor. Esto no está sirviendo para nada. Este hombre sigue igual de parado y no hace lo que tiene que hacer, y mira que yo se lo digo todos los días porque blablablablablablabla…”-

Es curiosa la manía de los pacientes de referirse a los terapeutas de pareja como doctores. Quizás les da seguridad el identificarnos con una figura de autoridad como son los médicos. En el caso de esta usuaria, no creo que escuche demasiado ni a su propio médico de cabecera y me la imagino diseñando su propio diagnóstico, mezcla de lo escrito en la receta de la Seguridad Social y lo que le dice por teléfono esa amiga curandera que hace rezados para el mal de ojo.

62 años, ama de casa y madre de dos hijos que pronto huyeron del neurótico ambiente familiar. Convive con su madre octogenaria de la cuál seguro heredó ese gusto por amargarle la vida al que tiene al lado, en este caso, su marido.

Como terapeuta te entrenan para no mostrar mayor empatía por ningún miembro de la pareja, ya que esto podría perjudicar el alcanzar compromisos en la mejora de la dinámica familiar. Sin embargo, era imposible no empatizar con este pobre diablo que te miraba con ojos de cachorro abandonado, pidiendo que le echases una mano con lo que se le venía encima.

-“Cuando nos conocimos no era así. Era muy dulce…recuerdo que salíamos con el coche y hablábamos durante horas…Después de casarnos empezó a cambiar, se volvió maniática, todo le molestaba…” -

Estos comentarios me los hace en sesiones individuales, mientras su esposa cotillea las revistas de la sala de espera o busca motas de polvo en el marco de los cuadros. Hace tiempo que dejó de ser sincero con su mujer. La convivencia con ella le fue limando la autoestima y  le arrojó a los brazos de la medicación psiquiátrica. Tras años de píldoras por la mañana y por la noche, lo que antes había sido un hombre, ahora era un niño asustado por su próxima jubilación y el tener que pasar sus últimos años entre silencios helados y tormentas de desprecio.

-“¡Ayúdeme, doctor! Yo no puedo con ella. Hable usted con mi mujer y haga que cambie.”-

Pese a que el objetivo debe ser siempre el que mejore la pareja y se deben evitar las rupturas. En este caso, le aconsejé lo siguiente:

-“Hay veces en las que hay que dejar atrás lo que nos hace infelices. Veo difícil que ella cambie a estas alturas, y la vida no debe ser aguantar, sino disfrutar. En su caso, debería cortar por lo sano y terminar la relación.”-

Tras unos segundos de silencio, se levantó me dio la mano y se despidió hasta la siguiente sesión. Note un apretón más firme de lo habitual y que caminaba por el pasillo de la consulta más erguido, como si se hubiera quitado un peso de encima. 

A la semana siguiente, apareció solo, sin su esposa y me dijo:

-“Gracias , doctor. Pensé en lo que me dijo y esta mañana por fin lo hice. Corté por lo sano. Me siento mejor. Gracias.”-

Entonces fue cuando vi el cuchillo que goteaba en su mano.