En el ámbito de la Psicología Laboral se defiende la gran influencia del entorno de trabajo en el rendimiento de los empleados.
En el caso del ala-pívot Zach Randolph, es evidente que compartir vestuario en los Knicks con tipos como Eddie Curry (proyecto de estrella que se perdió entre órdenes de embargo, kilos de más y denuncias por acoso sexual… a su chofer), o, Stephon Marbury (que acabó grabándose a sí mismo llorando o comiendo vaselina, y anda jugando por China), no influye positivamente en tu rendimiento.
Si encima, tu vienes de ser miembro destacado de los Portland Jail Blazers, que copaban portadas en el Mid-West norteamericano con peleas en entrenamientos, ingresos en clínicas de rehabilitación a mitad de temporada, amenazas a los árbitros, detenciones por posesión y distribución de marihuana, por organizar peleas de perros, o por violencia domestica es entendible que sea en Memphis y al lado de “Big Marc” Gasol (uno que seguro no se deja zarandear por su entrenador, por muchos anillos que tenga) donde Randolph esté desplegando su mejor baloncesto.
Jugando con Marc Gasol, ha sido All-Star, y la liga le ha situado en el tercer mejor quinteto de la NBA. Además, su equipo ha logrado tumbar al primer clasificado (S.A. Spurs), siendo Memphis el octavo, así como la oportunidad, esta noche, de poder plantarse en la final de conferencia.
La lesión de Rudy Gay, ha permitido que explote un combo de pívots atípico que se desmarca del modelo de center rocoso y power-forward con clase. Ambos pueden lanzar desde fuera, postear, pasar y rebotear, ambos se han librado de sus fantasmas (Marc del síndrome del hermano menor, y Zach de la etiqueta de jugador egoísta que no es capaz de rendir bajo presión) y ambos han conseguido que este equipo siga jugando en pleno mes de Mayo.
Esto tiene mayor mérito tras analizar la plantilla y el estilo de juego de los actuales Grizzlies, que revela un equipo basado en la defensa y el juego interior, sin apenas amenazas desde el perímetro. Debido a esto, Z-Bo ve en cada partido como las defensas se cierran a su alrededor y como, cada noche, como una navaja suiza a la que no se le terminan los trucos, debe escarbar en su amplio repertorio de lanzamientos, amagos, driblings y movimientos de pies para poder encontrar la canasta.
Esta tarde-noche (hora canaria), en un OKC Arena abarrotado, la dupla Randolph-Gasol se tendrá que pegar en la pintura, una vez más, contra las dos torres negras de los Thunder, Ibaka y Perkins. Será el momento para que este doble del hijo mayor de los Winslow en “Cosas de Casa”, optimice sus recursos, saque su rolliza zurda a pasear y logre que Tomás Guash deje de llamarles, los Memphis Gremlins.