La temporada 09/10 concluía con
unos exultantes Los Angeles Lakers venciendo en el 7º partido de las finales a
Boston Celtics.
El I love L.A. de Randy Newman suena por la megafonía del Staples
Center, mientras cae el confeti sobre Ron Artest que le dedica el triunfo a su
psicólogo y sobre un Kobe Bryant
que, desde la cima del mundo, ya soñaba con un sexto anillo que colmase una
ambición sólo a la altura de su talento.
Sin embargo, en la siguiente
temporada se topan contra el destino de unos Mavs campeones que los barren en
semis de conferencia y la salida de pilares básicos del equipo cuyos sustitutos
aún deben demostrar que mejoran lo anterior.
Sucesos traumáticos que han hecho
que la irregular franquicia angelina precise reclinarse sobre el diván
del terapeuta, del que se espera se levanten, centrados en la lucha por el
título.
Para ello será imprescindible
que el GM Mitch Kuptchack, se tratase su, más que probable, Trastorno Delirante
de Grandiosidad [F22.0].
Entre los criterios diagnósticos que
cumple el General Manager se encuentran el estar convencido que es Brad Pitt en "Moneyball" (2011), autor del milagro de los Oakland Athletics del 2002, y el enseñarle
la puerta de salida a Phil Jackson cuando le debería haber dado las llaves del
pabellón.
A esto se le une, el formar uno
de los roster con más jugadores blancos de toda la liga, reeditando aquel infame
trío lalala formado por Jordan Farmar, Luke Walton y Sasha Vujacic que tantas
noches de gloria disfrutaron, sacudiendo la toalla en el banquillo.
Otra de las decisiones
dudosas del bueno de Mitch ha sido la contratación del coach Mike Brown.
Entrenador que, en su periplo por los Cleveland Cavaliers, sólo manifestó su
inclinación por la defensa y que su manual de jugadas de ataque se resumía en
un básico “balones a Will”.
El trío lalala en acción. |
En Los Ángeles, su estilo no ha
terminado de encajar ya que a Lakers le cuesta llegar a los 100 puntos, y ha
necesitado sentar a Andy Bynum, a Bryant y a Metta World Peace para tratar de
ganarse el respeto de la plantilla. La presión de suplir al Maestro Zen que se
imponía con una mirada y que no sabe donde guardar los anillos de campeón, hace
que presente un Trastorno Explosivo Intermitente [F63.8], cada vez más visible.
Aparte de “Moneyball”, se rumorea
que Kuptchack también ve con asiduidad “Basket music”(1979), film en el cual
los fichajes de los Piscis de Pitsburgh se realizaban con el asesoramiento de una
vidente.
Otro sujeto que presenta
deterioro psicológico es Pau Gasol. Maltratado no sólo por Blake Griffin, sino
por los propios Lakers, padece de Pesadillas [F51.5] en las que sueña con que
lo ceden al resto de franquicias de la NBA, jugando media parte con cada
equipo, mientras arrastra una inmensa mochila con 29 camisetas distintas.
También existe impresión
diagnóstica de un posible Trastorno de Identidad Disociativo [F44.81]
relacionado con que el hecho de que le obligan a alejarse del aro y a buscar
sus puntos, únicamente, lanzando desde 5-6 metros. Es normal desorientarse cuando siempre has sido un 4 al que
han hecho jugar de 5 , y ahora tu entrenador te quiere de 3, al pensar que Sant
Boi está en Croacia y que tu eres el nuevo Toni Kukoč.
Justo en la temporada en la que las
rodillas de Andrew Bynum resisten, al gigantesco número 17 se le detecta un Trastorno
Antisocial de la Personalidad [F60.2], ya que en lugar de dominar la NBA desde
la posición de pívot, se dedica a lanzar triples, se autoexpulsa frente a los
Rockets, se presenta en público con una sudadera del Real Madrid y suma
incidentes que le llevan a ser sancionado por su propia franquicia.
En lugar de multas, hubiese sido
preciso contar con el liderazgo en el vestuario del capitán Derek Fisher,
pointguard que correr ya no corría mucho pero que tenía galones y carácter de
sobra para reconducir situaciones como esta.
Por otra parte, la cura de
humildad de contemplar como los Lakers sin él, se imponían a unos imparables
San Antonio Spurs en el AT&T Center, con 6 jugadores con dobles dígitos de
anotación, puede que favorezca la erradicación del Trastorno Obsesivo-Compulsivo
[F42.8] que padece el gran Kobe Bryant.
Hasta el momento, la Black Mamba ha buscado reducir su
ansiedad y malestar, tirando a canasta desde cualquier lugar de la cancha, pero
para avanzar en postemporada es necesario que se quite las orejeras y que
incremente su número de asistencias por partido.
Así mismo, se espera evitar el
avance de su Trastorno Narcisista de la Personalidad [F60.8], que le hace pensar
que Los Angeles Lakers es él y que no es verdad que en Agosto cumpla 34 años.
No obstante, el caso más grave es el de Lamar Odom, al cual la decepción y la rabia de saberse moneda de cambio en los intentos de vestir a Chris Paul de amarillo y púrpura, y su poca aclimatación a la disciplina de los Mavericks de los que ha terminado desvinculándose, han derivado en un Trastorno Depresivo Mayor Grave con síntomas melancólicos [F32.2], agudizado por la desesperación de un negro de Nueva York, viviendo en Dallas.
Curiosamente, los problemas de salud mental del equipo, coinciden con el cambio de nombre y de ánimo de Metta World Peace, el jugador anteriormente conocido como Ron Artest, que ha decidido cortar con su pasado, y emplear tanto su sueldo como el dinero que ganó al subastar su anillo de campeón en tratar de que haya un psicólogo en cada instituto de Estados Unidos.
Si Metta ha conseguido domar a su inestable mente, entonces
aún hay esperanza de que vuelva a caer confeti en el Staples.
Creo que a día de hoy podemos decir que ha vuelto Ron Artest...
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