lunes, 7 de septiembre de 2020

MIAMI HEAT. MÁS ALLÁ DEL DEBER.


En una NBA tan atípica como la de este penoso 2020 era esperable que surgieran sorpresas en la Burbuja de Orlando. Anyway, pocos pensaban que fueran los Miami Heat quienes estuvieran a un paso de eliminar a los favoritos Bucks  del mejor defensor de la temporada y próximo MVP, Giannis Antetokounmpo.

 

Mayor sorpresa aún si se observa la reciente historia de una franquicia que ha cambiado una titubeante reconstrucción por ya mirar de reojo unas Finales que no visitan desde el 2014. De aquella derrota con San Antonio, los Heat  aprendieron dos cosas: que la era del Big Three había terminado y que la nueva andadura debía imitar a los Spurs en el lema de si no tenemos jugadores, los crearemos.  

 

En este sentido, de la factoría de los Heat ha surgido un novato polivalente y descarado como Tyler Herro; un Bam Adebayo que es el molde del actual center NBA: pequeño, móvil, rápido…; y un tirador letal salido de la nada como Duncan Robinson.

 

A ellos se les une la defensa, curtida en los Grizzlies del grit n´grind, de Jae Crowder, la experiencia en playoffs de Iguodala, el tesón de Olynyck, la clase europea de Goran Dragic, la mano desde el banquillo de un no bien valorado Erik Spoelstra y, sobre todo, el liderazgo de un Jimmy Butler que ha encontrado el acomodo perfecto a su juego, bajo el sol de South Beach.

 

Amante del Country, sin tatuajes visibles y con un estilo más propio de otra época, este nómada del baloncesto, ni en los Bulls, ni en los Wolves ni en los Sixers, fue bien recibido. En cambio, en estos Miami, amantes de la preparación física y hambrientos por volver a competir, Butler ha encontrado un entorno ideal para asentarse. A cambio, ofrece su talento a ambos lados de la cancha, y su sangre fría en el clutch time.


Esta combinación ha sido suficiente para barrer a Indiana Pacers y para desquiciar a la chica bonita de la liga. Unos Milwaukee Bucks que arrasaron durante la temporada regular pero que, salvo por la heroica actuación de anoche, no han podido descifrar este enigma rojinegro, ya temido por proyectos de más entidad como los Celtics o los actuales campeones, Toronto Raptors. 



Sea cual sea el resultado final, el llegar a este punto de las semifinales de Conferencia, ha sido suficiente para que, en las sombras del pabellón en el que estos Heat se agotan en pos de la victoria cada dos noches, el presidente Pat Riley sonría bajo la mascarilla, acaricie sus anillos y piense que es hora de demostrar que al título también se llega por el camino de la perseverancia, la entrega y el no resignarse a que tus limites de coarten.

 

LET´S GO HEAT!




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