viernes, 29 de noviembre de 2013

ROMMEL FERNÁNDEZ. SIEMPRE EN EL RECUERDO.


Llama la atención su apodo.

Entre el bestiario latino de piojos, burros, conejos y focas, destaca el Panzer con el que bautizaron al panameño. Mitad por la memoria del militar alemán. Mitad por su traza de potente nueve que irrumpía en el área para volar entre los defensas y propulsar el balón hasta la red contraria.

Condiciones descubiertas por el buen ojo de José Antonio Barrios, en aquel Mundialito de la Emigración que organizaba el C. D. Tenerife. Tras ser el segundo máximo goleador del torneo, fue retenido en la isla por el Club, pese a no poder jugar con el equipo que, en aquel año 86 militaba en 2ª B.

No obstante, Javier Pérez costeó un año en blanco que permitió afinar el juego callejero del ariete que, ya en Segunda División, comenzaría a hacer avanzar al Panzer entre los nombres de los mejores delanteros del fútbol nacional. 

En el año 89, sus dieciocho goles empujaron al Tenerife a una Primera que no pisaba desde la 61-62, y después fue pieza clave en la temporada de la permanencia, recibiendo el trofeo EFE al mejor jugador iberoamericano.

Sin embargo, trescientos millones de pesetas del Valencia rompieron el idilio entre el futbolista y una afición que se vio huérfana del jugador que habían hecho ídolo, tanto por su esfuerzo dentro del campo (48 goles en 122 partidos vistiendo de blanquiazul), como por un tremendo carisma que lo mantienen en un lugar privilegiado en la memoria del Tinerfeñismo.



Ni siquiera las escuadras de Valdano o Heynckes que pasearon el nombre de la isla por Europa, le hacen sombra a este chicharrero de corazón que, por casualidad, nació en el barrio del Chorrillo de Panamá, y que nos abandonó un 6 de Mayo de 1993, en una carretera de Albacete.

El homenaje en su país de origen, fue renombrar el Estadio Nacional como Estadio Rommel Fernández.

No es menor el tributo que se le rinde en una esquina del Heliodoro Rodríguez López, en la que nunca faltan flores ni velas.

Un mosaico del delantero celebrando uno de los goles que inauguraron la época más gloriosa del C. D. Tenerife.

Un reconocimiento perenne que da pie a que se le cuente a las nuevas generaciones quién fue Rommel Fernández.

Un camino, para que viva en el recuerdo.


 

1 comentario:

  1. Muy, muy sentido. Recuerdo perfectamente ese avanzar suyo, entre torpe y determinante. Gran entrada

    ResponderEliminar