domingo, 15 de mayo de 2011

ZACH RANDOLPH. REDEMPTION SONG.



     En el ámbito de la Psicología Laboral se defiende la gran influencia del entorno de trabajo en el rendimiento de los empleados.

En el caso del ala-pívot Zach Randolph, es evidente que compartir vestuario en los Knicks con tipos como Eddie Curry (proyecto de estrella que se perdió entre órdenes de embargo, kilos de más y denuncias por  acoso sexual… a su chofer), o, Stephon Marbury (que acabó grabándose a sí mismo llorando o comiendo vaselina, y anda jugando por China), no influye positivamente en tu rendimiento.

Si encima, tu vienes de ser miembro destacado de los Portland Jail Blazers, que copaban portadas en el Mid-West norteamericano con peleas en entrenamientos, ingresos en clínicas de rehabilitación a mitad de temporada, amenazas a los árbitros, detenciones por posesión y distribución de marihuana, por organizar peleas de perros, o por violencia domestica es entendible que sea en Memphis y al lado de “Big Marc” Gasol (uno que seguro no se deja zarandear por su entrenador, por muchos anillos que tenga) donde Randolph esté  desplegando su mejor baloncesto.

Jugando con Marc Gasol, ha sido All-Star, y la liga le ha situado en  el tercer mejor quinteto de la NBA. Además, su equipo ha logrado tumbar al primer clasificado (S.A. Spurs), siendo Memphis el octavo, así como la oportunidad, esta noche, de poder plantarse en la final de conferencia.

La lesión de Rudy Gay, ha permitido que explote un combo de pívots atípico que se desmarca del modelo de center rocoso y power-forward con clase. Ambos pueden lanzar desde fuera, postear, pasar y rebotear, ambos se han librado de sus fantasmas (Marc del síndrome del hermano menor, y Zach de la etiqueta de jugador egoísta que no es capaz de rendir bajo presión) y ambos han conseguido que este equipo siga jugando en pleno mes de Mayo.


Esto tiene mayor mérito tras analizar la plantilla y el estilo de juego de los actuales Grizzlies, que revela un equipo basado en la defensa y el juego interior, sin apenas amenazas desde el perímetro. Debido a esto, Z-Bo ve en cada partido como las defensas se cierran a su alrededor y como, cada noche, como una navaja suiza a la que no se le terminan los trucos, debe escarbar en su amplio repertorio de lanzamientos, amagos, driblings y movimientos de pies para poder encontrar la canasta.

Esta tarde-noche (hora canaria), en un OKC Arena abarrotado, la dupla Randolph-Gasol se tendrá que pegar en la pintura, una vez más, contra las dos torres negras de los Thunder, Ibaka y Perkins. Será el momento para que este doble del hijo mayor de los Winslow en “Cosas de Casa”, optimice sus recursos, saque su rolliza zurda a pasear y logre que Tomás Guash deje de llamarles, los Memphis Gremlins. 



sábado, 14 de mayo de 2011

EY,CHICOS, ¿OS IMPORTARÍA BAJAR LA MÚSICA?





 Actualmente, hablar de terror británico, ya no pasa por rememorar los clasicazos victorianos de la Factoría Hammer.

En los últimos años, el horror inglés, ha conseguido reinventarse en la fusión con el llamado realismo social. Y, de un en principio inverosímil, Wes Craven meets Ken Loach, surgen estimulantes muestras en las que  los autores británicos, no tienen que recurrir al torture-porn yankee o al salvajismo francés, para ofrecer productos estimulantes que destaquen en el saturado mercado internacional.

Claro ejemplo es "Eden Lake"(2008), en la cual, una joven pareja de escapada romántica (la bella Kelly Reilly y un últimamente en alza Michael Fassbender) se tropieza con una pandilla de british white trash teens de los que tendrán que huir a través de un inmenso bosque. 


A pesar de partir de un planteamiento poco novedoso (recuerda a "¿Quién puede matar a un niño?"(1976) o "Los Chicos del Maíz"(1984)), la opera prima de James Watkins destaca en la verosimilitud, al menos, mientras dura la película, de un relato que es reflejo de una sociedad (la británica y, por extensión, también la nuestra) malformada en las ayudas sociales y en la permisividad a la violencia.





"Eden Lake" sobrecoge como intenso survival, malsano y cruel, dominado por una atmósfera 
asfixiante. Un largometraje que va creciendo en ritmo y en tensión mientras observamos el descenso a los infiernos de la protagonista, en una huida hacia adelante que estalla en la conciencia de los espectadores en un final, simplemente, demoledor.


Lo mejor: Kelly Reilly, el mal cuerpo que se te queda tras verla, ese remedo de Wayne Rooney que es el líder de la banda, y el aire a la maravillosa "Deliverance"(1972).

Lo peor: El que aún no se haya distribuido en España y que haya pasado tan desapercibida, a pesar de su Premio Especial del Jurado en el Festival de Sitges, compitiendo con, nada menos que, la francesa "Martyrs"(2008), o esa obra maestra del terror europeo que es "Déjame Entrar"(2008).





Desde Gran Bretaña han seguido apareciendo películas como las recomendables “Cherry Tree Lane” (2010) o “F” (2010) que ahondan en el mensaje de que el mayor miedo surge de lo cotidiano. Pero no llegan a ser esa patada en la boca que si es “Eden Lake”.

domingo, 1 de mayo de 2011

HERMANO DE SANGRE. LA OROTAVA 16/04/11.



   Con una camiseta de los Boston Celtics con el 5 de Kevin Garnett presidiendo el minúsculo escenario y entre los acordes de En las calles de Madrid, la imponente figura del Loco surge desde un lateral.

Sobrio traje oscuro, mirada al frente y la media sonrisa del que se sabe con el partido ganado de antemano. Pronto se hace evidente que los organizadores del evento no contaban con sus dos metros de altura ya que su mítico tupé casi rozaba los focos.

Poco queda del rocker arrogante, recubierto de cuero negro de hace años. En su lugar, Loquillo se muestra como un amistoso showman, pleno de clase y savoir faire, cóctel imposible entre Johnny Cash, Gene Vincent, y Dean Martin, que deleita a los fans con un arsenal de gestos y tics que no por ensayados, le restan autenticidad.

Sobre la banda que le acompaña decir que, si bien, no tiene el caché de unos Troglos originales cumplen con profesionalidad, destacando la ambigüedad hiperactiva del joven guitarra Igor Paskual y la experiencia del maestro Jaime Stinus. 

En esta gira que celebra sus treinta años sobre los escenarios, el Loco demuestra que no tiene que tirar de nostalgia para cuajar un repertorio potente. Temas recientes tales como la enérgica Rock and Roll Actitud,  la exultante Cruzando el Paraíso,  o esa declaración de principios que es Feo, Fuerte y Formal dan fe de su amplia paleta musical y conviven con naturalidad con canciones de la época del gran Sabino Méndez como Pégate a mi, la metalizada versión de Rock Suave,Todo el mundo ama a Isabel o una Autopista que sonó como un cañón. 

Es más, la madurez del Loco, otorga un mayor poso a los viejos clásicos (la profética Rock and Roll Star cobra una nueva dimensión en el 2011 que se aleja de la inocente versión cantada en los Intocables)

Quizás, su secreto sea que él mismo es intérprete y personaje de sus canciones. Ya sea en odas a la juventud perdida (Cuando fuimos los Mejores, Memoria de Jóvenes Airados...) o en sus reflejos de la vida canalla y narcótica, de vicios y billares (Chanel, Cocaína y Don Perignon, Las Chicas del Roxy, La Mataré...), el Loco vive dentro de sus discos, reivindicando a referentes musicales y estéticos (Buddy Holly, Kris Kristofferson, Pepe Risi, John Cassavetes, Jimmy Dean…), reinventándose en la lealtad a sí mismo, o proclamando la honestidad, la libertad y el rock and roll, como pilares básicos para el hombre.

Esto permite que sus seguidores le contemplen como alguien cercano, un valor seguro en un mercado inestable, un amigo al que recurrir cuando la vida te escupe en la cara, un hermano de sangre.

Queda para el recuerdo ese rush final en el que se encadenan la emblemática El Ritmo del Garaje, la citada Rock and Roll Star, (emociones contenidas al sonar el riff inicial), y un enorme Cadillac Solitario que concluye con el público entregado a un Loquillo de rodillas, abrazado al micrófono, recordando, triste y solitario, que ya no estás tu, neeenaaaaaaaaaaaaa.