miércoles, 20 de marzo de 2013

C.B. CANARIAS. CUANDO FUIMOS LOS MEJORES.



    Había repartido la semana el Real Madrid de Baloncesto, clamando justicia por la agresión a Rudy Fernández en Kaunas, sacando pecho por tener la mejor línea exterior de Europa y presentando a su nuevo fichaje, el “anti-Pete Mickael” Tremmell Darden.

Poco o nada, se había hablado de la visita del C. B. Canarias al Palacio de Deportes.

Las enormes dificultades para obtener victorias del plantel insular, lejos del Santiago Martín, junto a la racha imponente del Madrid en casa, hacían sencillo el pronóstico.

Para colmo, unas inoportunas molestias del pívot montenegrino Blagota Sekulic, restaba aún más opciones al conjunto dirigido por Alejandro Martínez.

No obstante, los minutos fueron avanzando sin que esa teórica superioridad del equipo blanco se reflejase en el marcador. Por el contrario, las ventajas visitantes se mantuvieron firmes frente a los envites de un rival que no pudo evitar hincar la rodilla, en una victoria que ya forma parte de la historia del Canarias.

Entre el enorme esfuerzo colectivo del cuadro tinerfeño, la estadística destaca dos datos: los 18 puntos de un Levi Rost, nacido en Michigan, pero ya de corazón lagunero, auténtico archivo oculto en la rotación aurinegra, que SIEMPRE aporta cuando los partidos se empinan.

Y los 16 puntos del eterno Richi Guillén, que no contó en el enfrentamiento previo con el Rigal Barça, pero al que, en la tarde del domingo, no le dolieron ni los años, ni la espalda, ni el pasar de ser el pasaporte a la ACB, a que se prefiera la movilidad de un voluntarioso Lampropoulos, a sus refinadas canastas en slowmo.


Protagonistas de una gesta histórica que, lamentablemente, no se retransmitió por televisión, y nos perdimos ver la cara de circunstancias de Iturriaga y del bajito de las gafas. Un chiste sin gracia, desbocado sin el seny de Manel Comas, que está echando del basket nacional al aficionado medio, a golpe de forofismo, chascarrillos y ataques de vergüenza ajena.

Y también una pena la actuación de un Pablo Laso, que no estuvo a la altura del club que representa.

Comenzó el último cuarto y el tanteo seguía igualado. El entrenador vitoriano, con el rejonazo que le pegó Navarro en la Copa del Rey aún caliente, y calculando que, tal vez, no iba a poder salir del pabellón con el puño en alto como sí hizo en Tenerife, aprovechó una falta en contra, para largarse insultando a los árbitros. No contento con esto, en la sala de prensa, se disfrazó de traductor de Bobby Robson, para ver fantasmas en su segunda derrota en 25 jornadas de liga.

No te preocupes, Pablo Laso, que a tener clase también se aprende y no vas a empañar un triunfo con mucho significado. Porque para el Real Madrid, será sólo un bache de mitad de temporada que pronto quedará en anécdota. 

Pero para nosotros es mucho más.

Es quitarse la espina de la derrota en Tenerife, que, en aquel momento, parecía señalar un apresurado descenso a la LEB para un Canarias, hundido por el peso de los complejos.

Es certificar que en la próxima temporada seguirán sonando los tambores en el  Santiago Martín.

Es que el equipo alcance la mayoría de edad y le diga a la afición que no hace falta que siga siendo ese sexto hombre, imprescindible para ganar. Que ya se puede sentar en la tribuna a, sencillamente, disfrutar del juego. 

Y es gritar con fuerza en la península, un estamos aquí para quedarnos.

sábado, 16 de marzo de 2013

DENVER NUGGETS. EL CLUB DE LA LUCHA.


     
    No es la dictadura de los Heat, pero la racha de 11 victorias seguidas de los Denver Nuggets es digna de reseñar. Ni Lakers, ni Thunder, ni Clippers, ni Knicks, ni unos enrachados Grizzlies han podido contener la estampida que son los Nuggets corriendo la cancha.

Nietos de los Atlanta´s Air Force de los 80, e hijos de los New Jersey Nets de Kidd, Jefferson y Martin, el entrenador George Karl ha construido un equipo a la carta, que pone todas las fichas en la misma casilla: Defensa, contraataque y basket por encima de los aros, plasmado por la plantilla más física de la NBA.

Stan Kroenke, oligarca deportivo en cuyo reino conviven el Arsenal F.C. (Premier League) con los San Louis Rams (NFL) o los Colorado Avalanche (NHL), le ha dado el capricho a Karl de llevar hasta el final su ideal de baloncesto, en pago por no haber permitido que la franquicia se hundiese en la depresión tras la salida, hace dos temporadas, del Rey Sol de Denver desde 2003, Carmelo Anthony.

Por el contrario, se cultivó lo recibido a cambio, y se mantuvo a los Nuggets entre los ocho primeros del Oeste, mientras se continuaba perfilando un modelo que ha estallado tras el All Star de Houston de este año.  

La desproporción del pívot JaVale MacGee, el rugido salvaje de Kenneth “Manimal” Faried, el turbo incorporado del playmaker Ty Lawson, el pistolero italiano Danilo Gallinari, y la guinda eléctrica de Andre Iguodala, nacido para jugar en este equipo, unido a un pabellón casi inexpugnable, los ha convertido en el invitado pesado con el que nadie quiere cruzarse en la fiesta de los playoffs. 


Además, el avance de la temporada ha ido sumando soldados a la causa Nugget. Desde el incomprendido doble campeón universitario (y de la NBA) Corey Brewer, hasta el errante alero Wilson Chandler, ya asentado en Colorado tras su aventura china, pasando por el gigante heleno Kosta Koufos, que contra los Grizzlies (18 ptos, 16 rebs), se presentó como alternativa a explotar por George Karl en el ajedrez de las eliminatorias por el título.

Porque sólo Koufos y el base Andre Miller, un genio que lleva 14 temporadas en la NBA jugando andando, dan matices a un roster, quizás, demasiado unidimensional.

Iguodala no va a vestirse de Kobe Bryant para jugarse (y meter) tiros decisivos, y vamos a ver quién de esta plantilla, ahora feliz en este basket socialista, da un paso al frente cuando baje el ritmo y suban las pulsaciones.

martes, 12 de marzo de 2013

TODOS SOMOS PEPE DOMINGO.



A mí, el fútbol me entró por las orejas.

No me llenaba verlo por la tele, y tuvo que llegar la radio y Carrusel Deportivo para hacerlo grande. Para avivar, con drama y humor, el relato de cada temporada.

Me enganchó la cercanía de Paco González, la extravagancia de Tomás Guasch, el ímpetu de Manolo Lama, la humanidad de Poli Rincón…Pero todo eso fue después de fascinarme con un Pepe Domingo Castaño que, dejó y deja huella profunda de tantos y tantos anuncios, sólo armado con el brío de su ingenio.

Puros, pipas, ron, encimeras, sierras eléctricas…Cualquier producto puede ser transfigurado por el agudo humor de un locutor, que, al caer la noche del domingo, mostraba su otra cara. Se envolvía de una suave melancolía gallega y le inyectaba lirismo a la jornada de fútbol.

A su lado, vibré con las Copas de Europa del Barça, con el triunfo de cowboy de sombrero blanco de la Selección Española, y, sobre todo, con la promesa de que lo mejor estaba por llegar. Porque ellos me enseñaron que lo bueno del fútbol es que siempre habrá otro partido, siempre habrá una revancha para la derrota, y siempre habrá un volver a imaginar la victoria.

El cisma de 2010, a punto estuvo de detener el Carrusel, pero los viejos amigos consiguieron reagruparse en la Cadena COPE.

Su estreno fue un Atlético de Madrid-Inter de Milán de Supercopa de Europa. 

Yo fui débil y dudé.

Me fui al acostumbrado dial de la Cadena Ser, que había iniciado la retransmisión media hora antes.

Allí, me crucé con un nefasto batiburrillo de matinal de los 40 Principales, liderado por un patético personaje que era lo peor del antiguo equipo, y que tuvo la desvergüenza  de querer medrar en la injusticia ajena.

Espantado, busqué la COPE, y esperé a que resonase un imperial Pepe Domingo que me obligó a pedir perdón por mi momentáneo desliz.

Nunca más.

No me hace falta ni gente ni tele para seguir el partido. Yo elijo verlo por la radio, con mis amigos de Tiempo de Juego. Con Paco, con Poli, con Tomás, con Lama, con Oliveros, con Pedro Martín, con José Francisco, con Armenteros … 

Y, con un Pepe Domingo Castaño que, estoy seguro que pronto nos volverá a abrir las puertas de la jornada con ese mítico ¡Hola, hola!. 

Que pronto volverá para darle color a la pasión. 

Que pronto volverá para convencernos de que lo mejor aún está por llegar.


domingo, 3 de marzo de 2013

JAMES HARDEN. ROCKET MAN.




     Años llevaban los Houston Rockets buscando un mascarón de proa que les abriese camino hasta la zona noble de la Conferencia Oeste.  Ya que ni el fugaz base Steve Francis, ni el quebradizo combo Yao-McGrady fueron combustible suficiente para hacer despegar el cohete.

En el pasado verano, se desperdigó el aguerrido grupo que había mantenido el tipo en las últimas temporadas, y salen los Lowry, Goran Dragic, Luis Scola, Budinger…para hacer hueco en la masa salarial a algún Alfa que luciese en los pósters del Toyota Center.

La lucharon con Dwight Howard, sin saber que éste sólo los quería para darle celos a Lakers, e incluso lo tuvieron hecho con Pau Gasol. No obstante, a punto de comenzar el campeonato, las principales caras nuevas eran un sobrepagado Jeremy Lin, el tosco pívot turco Omer Asik, y el atormentado novato Royce White.

Ya casi con la mente en el verano del 2013, se sentaron a esperar el desenlace de la negociación del contrato de James Harden con los OKC Thunder.


Sobre la mesa, el jugador puso su título de mejor sexto hombre de la temporada 11-12, su medalla de oro olímpica, sus prometedores 23 años, sus puntos y su circulación de balón cuando Westbrook se ofusca, y el ser un favorito de la grada. Total= 60 millones por 4 años.

Sin embargo, Sam Presti, el hombre que lo había seleccionado en el Nº 3 del draft de 2009, procedente de Arizona State, le hizo dos anotaciones en la columna del Debe: La recién firmada renovación del pívot africano Serge Ibaka que, junto a las pretensiones de Harden, acercaba a los Thunder al temido impuesto de lujo, y, sobre todo, su decepcionante actuación en la Finales contra Miami Heat. Total= 54 millones por 4 años.

Y por un quítame allá 6 millones se rompió el núcleo triunfal de los Thunder, que enviaron a Fear the Beard a los Rockets, pensando fabricar un James Harden más barato con la recuperación del base Eric Maynor y los triples de “Cuscús” Martin.

En Houston, reciben a este escolta de perfil persa y hechuras de estrella, pero que siempre había sido suplente en su carrera NBA. Las posibles dudas fueron despejadas desde el primer día, con los 37 y 45 puntos de sus dos primeros partidos vistiendo el 13 rojo. Así mismo, no sólo se codea con Durant, Lebron, Melo y Kobe en la lista de máximos anotadores, sino que ha servido de catalizador para estos jóvenes Rockets que colideran la liga en puntos por partido, y se asientan en los puestos de playoffs.   


Tales mejoras fueron agradecidas con un mastodóntico contrato de 80 millones por 5 años, y su primer All-Star. Aún así, para Harden todavía había una fecha clave por llegar: el 20 de Febrero de 2013. Su primer partido contra Oklahoma.

46 puntos con 7/8 en triples, 8 rebotes y 6 asistencias después, ya se puede decir que en los Rockets han encontrado quien reviva el Sueño del que despertaron en 2001, y que el futuro de la franquicia tejana, luce con estilo, una densa barba negra.