viernes, 24 de mayo de 2013

PLAYOFFS 2013. ESTRELLAS SECUNDARIAS.


       La postemporada NBA y la necesidad de buscar el reajuste que ayude en la victoria, son entorno apropiado para que jugadores corrientes, olviden que jamás pertenecerán a la aristocracia de la Liga, y brillen en noches épicas, diseñadas para los héroes por accidente.


NATE ROBINSON.

Parecía que la carrera de Robinson sería recordada por sus nefastos concursos de mates y un transitar tranquilo por los banquillos de la NBA, en el rol de exótico suplente anotador.
Y entonces llegaron los bravos Bulls y los caprichos de divo de Derrick Rose para destapar que su 1,75 m. de estatura, es todo corazón.
En el histórico 4º encuentro de primera ronda contra los millonarios Nets, el pequeño base jugó el partido de su vida metiendo 23 puntos en un último cuarto, que condenó a Brooklyn a una triple prorroga en la que no pudieron con la rabia guerrera de Chicago.


LANCE STEPHENSON.

Número 40 del draft de 2010, “Born Ready” grafiteó su nombre sobre leyendas del Abraham Lincoln High School neoyorquino, como Stephon Marbury y Sebastian Telfair, y llegó a la NBA, tras lanzar a su novia embarazada escaleras abajo, en la mejor tradición de jugadores conflictivos de la Cincinnati University.
La lesión de Danny Granger y su mandíbula apretada en defensa, le dieron la titularidad en el quinteto de Indiana Pacers, pero la fama le llegó en el sexto partido de semifinales contra los Knicks.
25 puntos, 10 rebotes, y el conservador público del Bankers Life Fieldhouse rendido a sus pies, fue lo que se llevó esa noche en la mochila, este escolta que podrá exhibir su instinto de playground, en las finales de conferencia Este.


DANNY GREEN.

Los Spurs todavía son el equipo Duncan, Parker y Ginobili, y el futuro de la franquicia dependerá de la evolución del alero Kawhi Leonard, pero aquel interminable partido contra los Warriors en semis de conferencia, se decidió por la sublime suspensión de este 2ª ronda.
Aquella noche, sus 22 puntos con 6/9 triples, fueron muestra de las cualidades inculcadas en los laboratorios Popovich: sentido táctico, un lanzamiento de 3 letal y una fe ciega en la causa Spur que ya acaricia una nueva final, seis años después.


CHRIS “BIRDMAN” ANDERSEN.

Este pívot no drafteado de 35 años con su impagable look de badass motherfucker, le ha subido la temperatura a los Heat desde que llegó en Enero de este año, rindiendo no sólo en la intimidación, sino también sabiendo anidar en la zona, a la espera del pase doblado para hundir la canasta.
En el primer partido de la final de conferencia, se olvidó de la tendinitis crónica en ambas rodillas y de la cocaína, para marcarse un agarrado con la montaña de Indiana, Roy Hibbert, y meter 16 puntos con 7/7 tiros en 18 minutos.


Todavía quedan playoffs y partidos apretados, para que surja algún otro espontáneo que se atreva a dejar de lado las jerarquías por una noche. 

viernes, 17 de mayo de 2013

RUBÉN POZO. LA CRUZ DE LA MONEDA.





      8 de Junio de 2012. Palacio de Vistalegre. Los Pereza se abrazan agotados sobre las tablas mientras los acordes del “Take a walk…” de Lou Reed flotan por el pabellón, en su último concierto hasta la fecha.  Un revolcón postrero con las fans tras un año separados. Un homenaje a ese Madrid que contempló los primeros pasos de Leiva y Rubén en aquellas noches locas del Siroco. Un “hasta luego, ya nos llamamos…” entre los viejos colegas que quieren probarse en solitario.


Casi un año después, recién llegado de tocar por Argentina, Leiva volverá a Vistalegre, junto al Loco y Ariel Rot, para interpretar “Diciembre”(2012), con la banda de acompañamiento de Pereza, ya rebautizada como Leiband.   


¿Y Rubén? ¿Le está yendo igual de bien a Rubén?

Un paseo por su web revela, entre las noticias destacadas, un concierto gratuito tras la entrega de medallas de una maratón dominical, un rosario de acústicos bajo el nombre de Rubén Pozo (Pereza) por bares de media España, y la impresión de que le va a costar algo más que a Leiva volver a Vistalegre.


Y es que siempre le faltó el gancho comercial y el dominio del postureo rockero que derrocha su excompañero. Además, en su recorrido juntos, sus galones ganados con los inolvidables Buenas Noches, Rose pronto dejaron de contar para un Leiva que acaparaba los singles del dúo y que se aprovechó del carácter apocado de Rubén para arrinconarlo en cada entrevista.

Cachetones sin mano que subrayaron la fragilidad que emitía, subido al diminuto escenario del Búho Club, de La Laguna, el pasado viernes. Allí se encaramó con chaqueta de cuero, camisa blanca de camarero, pantalones pitillo como papel de fumar y mirada limpia, para defender ese honesto “Lo Que Más” (2012).

No tan inspirado como “Diciembre”(2012), pero sostenido por un puñado de temas con un sugerente déjame entrar que los lleva a mudarse sin remedio al fondo de tu mente.


El desconsuelo de “Chavalita”, el encanto naif de “Las Horas Muertas”, el drama desnudo de "Invierno" y el descaro marcbolaniano de “Pegatina” le daban la mano a perlas de Pereza como “Grupis”, “Madrid”, “Pelos De Punta”, o “Pirata”, en una noche feliz que me dejó dos imágenes: Rubén ensimismado al inicio del riff de la dolorosa “Margot” y el deleite en la mirada de las tres diehard fans de la primera fila.

El otro ya anuncia nuevo disco para después de verano, por lo que no se atisba un retorno inmediato de Pereza.

Tiempo para que Rubén se piense si está dispuesto a enterrar sus canciones a cambio de volver a Vistalegre. Si prefiere ser suplente en el Atleti o capitán del Rayo Vallecano. O si el humilde aplauso del Buho, no es suficiente para que entienda que su cercana poesía de extrarradio también vale la pena.

Rubenito y yo.