martes, 8 de marzo de 2016

CHUCK NORRIS 2. EL RETORNO DEL HÉROE DEL PUEBLO.


Ya es tiempo de volver al frente. De que silben las balas y estallen las bombas.

Ya es tiempo de impartir justicia junto a la verdad implacable, junto a la muerte que acecha, junto al héroe que no retrocede.

Ya es tiempo de acompañar a Chuck Norris en su cruzada por reventar a patadas las pantallas del mundo y descubrir dónde termina el camino del guerrero.

Habíamos dejado a Chuck en la cima de su popularidad, enlazando varios éxitos en taquilla, que llevaron a que disfrutase de lo que sin duda es el máximo ejemplo de que has llegado a lo más alto: tener tu propia serie animada.

Y no sólo eso, a “Chuck Norris Karate Kommandos” la acompañan una línea de figuras de acción, e incluso una colección de cómics Marvel, dibujada por el gran Steve Ditko.

No obstante, los fans adultos necesitaban más material de the real one y pronto llegaría a las carteleras uno de sus títulos más recordados.



Inspirada en el secuestro del Vuelo 847 de la TWA por terroristas islámicos, “Delta Force” (1986) fue uno de los proyectos más ambiciosos de la Cannon, que rodeó a Norris de rostros conocidos de Hollywood (George Kennedy, Martin Balsam, Shelley Winters, Robert Vaughn, un irreconocible Robert Foster como cabecilla de la milicia libanesa…etc.) entre los que destaca el gran Lee Marvin como el Coronel Nick Alexander, líder de los Delta Force.

Un avión de pasajeros despega de Atenas cuando un violento grupo de miembros de la Yihad se hace con el control del vuelo, exigiendo la liberación de sus compañeros encarcelados y desviándolo hacia Beirut.

Esto hace que se active el comando de élite antiterrorista del ejercito norteamericano, Delta Force. Justo antes de trasladarse hacia su destino, hace su aparición Mayor Scott McCoy (Chuck), un antiguo miembro que decide regresar para una última misión.
 
Los Delta Force preparándose para el combate.

El film mantiene una gran carga de tensión y destacan todas las escenas que se desarrollan en el interior del avión, las cuales reflejan con bastante exactitud lo que ocurrió en el secuestro real, como el descubrimiento entre el pasaje de un buzo de la Marina estadounidense que sería torturado y ejecutado, o la selección de judíos para su retención en el Líbano.

Anyway, todo el segundo segmento se dedica a mayor gloria de los soldados yankees dejando secuencias de acción tremendas como cuando Norris se sube a su motocicleta Suzuki SP600, modificada con lanza-cohetes, y se torna en despiadado fantasma vengador que arrasa media Beirut. Aún así, es un largometraje bastante coral en el que los fans echamos en falta algo más de Chuck. 

Lo mejor: Lee Marvin, la maña del director Menahem Golan para saber disfrazar su falta de medios, y una ALUCINANTE Banda Sonora de Alan Silvestri.

Tras ella, en Cannon deciden intentar sacar unos dólares de la moda del cine de aventuras, iniciada años antes por “En busca del arca perdida” (1981), y se comienza en Méjico la producción de “El templo del oro” (1986). Al frente se pone al director J. Lee Thompson, que ya había realizado “Las minas del rey Salomón” (1985), y, el reparto lo forman el incombustible Louis Gossett Jr., un habitual de este tipo de productos como John Rhys-Davies, la televisiva Melody Anderson y, cómo no, Chuck Norris en un papel inesperado: el del socarrón e intrépido soldado de fortuna, Max  Donigan.


Patricia Goodwin (Melody Anderson) contrata a la pareja de aventureros Max Donigan (Norris) y Leo Porter (Gossett Jr.) para que le ayuden en la búsqueda de un mítico tesoro azteca. Tras esto comienza una desenfrenada carrera por el oro en la que los protagonistas deberán viajar a la imaginaria San Miguel para sumergirse en una jungla inhóspita, poblada de guerrillas sanguinarias, animales salvajes y espíritus vengativos,…todo sin perder la sonrisa y el buen humor.


Lo mejor: El encuentro con el antiguo camarada Corky Taylor (Rhys-Davies), transformado en trastornado reyezuelo de un grupo de indígenas, el Volkswagen Escarabajo de camuflaje y observar una faceta cómica, desconocida para los seguidores del hasta ahora impasible Chuck Norris.

Para su siguiente proyecto, Norris decide volver a uno de sus personajes más celebres y cierra su particular trilogía de Vietnam con Braddock: Desaparecido en combate III (1988).


En esta ocasión, nos encontramos al Coronel Braddock (Chuck Norris) en 1975, buscando a su esposa vietnamita, en medio de la caída de Saigón. Tras creerla muerta, se marcha a los EE. UU. Años después, le encuentra en Washington, el Reverendo Polanski, el cual le cuenta que su mujer sigue viva y que tienen un hijo. Será entonces cuando Braddock vuelva a Vietnam, donde nada ni nadie le detendrán hasta poder reunirse con su familia.

Así mismo, Norris, también guionista del film, hizo valer su estatus de estrella para que el director Joseph Zito (con el que había tenido problemas en Invasión U.S.A. (1986)) fuese sustituido por su hermano menor, Aaron Norris. Secundario en varios films de Chuck, aquí tuvo la oportunidad de estrenarse como director, iniciando una longeva colaboración.

Pese a su escaso respeto por la continuidad, la película es muy entretenida y sirve de digna conclusión de la franquicia Missing in Action, con varias secuencias herederas de lo filmado en sus antecesoras. No obstante, en aquellos años, los norteamericanos estaban ya saturados de Vietnam y no llenaron la salas de cine en las que se exhibió. Aún así, como siempre, sería un éxito en el alquiler de VHS.

Lo mejor: El emocionante reencuentro con Lin, las canciones que aporta Ron Bloom a la B.S.O., la escena del violador, y Braddock e hijo, contra el helicóptero.



Ese mismo año llega “El héroe y el terror” (1988), uno de los más insólitos productos de la filmografía de Norris. En él, el Detective de Homicidios, Danny O´Brien (Chuck Norris) no consigue superar el trauma que le supuso la detención del monstruoso psicópata Simon Moon (Jack O´Hallaran). Cuando este consigue escapar, O´Brien deberá proteger a su novia embarazada y librar, de forma permanente, a Los Angeles de los asesinatos de “El Terror”.

Thriller psicológico con mucho diálogo y sin apenas acción, en el que Norris se muestra más “humano” de lo habitual, teniendo no sólo que derrotar a Moon, sino también enfrentarse a sus propios miedos o lidiar con los antojos e inseguridades de su pareja. Por lo tanto, no contentará al fan medio que espere disparos y peleas cada cinco minutos.

Lo mejor: Su sugestiva propuesta, la presencia de caras conocidas de la Cannon como Billy Drago o Steve James, y las gafas de sol de Chuck.

En 1990, la Cannon se pone en contacto con Norris para rodar un nuevo film. No obstante, no era una buena época para la compañía. Los fracasados intentos por expandirse y competir con las grandes productoras habían terminado con la marcha de Menahem Golan para montar la 21st Century Film Corporation. El otro líder de la Cannon, Yoram Globus necesitaba un éxito y se opta por continuar la historia del Coronel Scott McCoy y los Delta Force. 



En “Delta Force 2” (1990), el capo de la droga suramericano, Ramón Cota (Billy Drago), inunda de cocaína los EE.UU, sin que sirvan para nada los esfuerzos de la D.E.A. por detenerle.

Tras una operación fallida en Río de Janeiro, recurren a Scott McCoy (Norris) para que viaje a la imaginaria San Carlos y lleve ante la justicia al poderoso traficante. La sanguinaria respuesta de Cota convierte la misión en algo personal y McCoy no cejará hasta obtener su venganza.

También dirigida por su hermano Aaron, pese a no llegar al nivel de su predecesora, el film cuenta con todos y cada uno de los maravillosos clichés que pueblan las producciones de Chuck Norris: los planos frontales de las patadas de Chuck, los helicópteros, la contraposición entre la inquebrantable honestidad del protagonista y el despiadado villano, la inevitable muerte de los secundarios para reforzar la sed de revancha de Norris…

Anyway, los tiempos estaban cambiando. Los exuberantes años 80 habían terminado, Stallone y Schwarzenegger lo intentaban con la comedia y en el videoclub, los chavales preferían la excitante savia nueva de Van Damme y Seagal, frente al maduro barbudo al que ya se percibía como un disfrute “de padres”.  

Lo mejor: La ambigüedad reptiliana de Billy Drago, Chuck dándole lecciones al secuaz de Cota, el catártico final y que sea paradigma de una época que llegaba a su fin.


Chuck Norris volverá muy pronto a la Triple Amenaza por última vez…