viernes, 5 de abril de 2013

RANCID. JUGANDO A LA CONTRA.



   Aaaahh…la explosión punk californiana, ese desenfadado batido de fresa en el austero menú del rock alternativo.

Una escena, sin el pedigrí del punk inglés ni de las bandas de Nueva York, pero con una meritoria constancia que caminaba entre el descarnado hardcore de Black Flag, el clasicismo de Social Distorsion y la urgencia melódica de Bad Religion.

Su salida del underground, vino de la mano de Mr. Brett, capo de Epitaph Records, que recolectó entre las promesas del género (Pennywise, NoFX,… ), y afinó un sonido que poco tenía que ver con el regreso a las raíces de Rancid.

El cuarteto de Berkeley, prefirió colgar el monopatín, afilar sus crestas y arrimarse a los cánones de Sex Pistols y The Clash, para saltarse más de una década de anarquía en U.S.A.


La cruda guitarra del Lars Frederiksen, la voz de lija de Tim Armstrong, y ese bajo juguetón, siempre en primera fila, de Matt Freeman, fueron la tercera vía a compañeros de generación como Green Day y The Offspring, en esa nueva ola punk de principios de los 90s.  

Lo esbozado en sus dos primeros álbumes (el deje británico, el ska de los tiempos de Operation Ivy, los estribillos irresistibles…) se depuró en el magistral  “…And Out Come The Wolves”(1995) que es EL DISCO.

Quien diga que no hay un disco perfecto, es que no ha oído este.

19 canciones como 19 soles que son una traca de 50 minutos, en la que, bajo el estruendo de las míticas “Ruby Soho” y “Time Bomb”, repiquetean explosiones del calibre de “Roots Radical”, Olimpia WA”, “She´s Automatic” , “Daly City Train”… que no sonarían más frescas sí se hubieran grabado ayer.

Todo lo plasmado allí, se racionó en sus dos siguientes obras “Life Wont Wait”(1997), más dub, y “Rancid”(2000), más punk, y se volvió a amasar en esa esplendida madurez que se disfruta tanto en discos propios [“Indestructible”(2003) y “Let The Dominoes Fall”(2009)], como en proyectos fuera de la banda madre, los sinth-punk-rappers, The Transplants, o en el homenaje a sus héroes.

Además, conservan la conciencia tranquila del que hace lo que tiene que hacer, sin componer óperas punk para la MTV, ni querer ser la opción para todos los públicos del Melodic H.C. 

Continúan el camino iniciado tras los muros del legendario The Gilman, más tatuados, más viejos, y más perros, pero aún esperando a los rezagados que todavía no saben que la verdad se explica en 2 minutos y medio.

3 comentarios:

  1. Haciendo siempre las excepciones pertinentes, nunca entendí ni me gustó, y aún sigo sin entender este género. Musicalmente, a partir del segundo tema de cualquier disco he perdido todo el interés. Sol, do re y luego re, do, sol. No parece haber diferencias entre unas y otras canciones. Seguro que me llueven palos por todos lados, pero por poner un ejemplo: Sex Pistols. ¿Quién coño es capaz de oír un disco entero de ellos en casa? No mientan. Más allá del Anarchy in the UK o God save the Queen (jamás he oído una canción tan mal cantada) no paso.
    ¿La estética y lo que representan? Ahí no entro, aunque tampoco comparto el hecho de utilizar el arte como un sumidero en virtud de una protesta there is no future. El arte por el arte, vale, pero...
    Aun así, ha llamado mi atención esta entrada, directa, sin contemplaciones, cruda, como la música a la que alude.

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  2. Amigo Víctor Kiko. Más respeto a la música punk que fue el movimiento que devolvió el rock al pueblo y acabó con los dinosaurios sinfonicos que aburrian a las vacas con infumables prácticas onanistas. El punk está vivo en innumerables bandas si no como estilo principal, sí como brújula de lo que no debe perder jamás una banda: ACTITUD. Los Ramones son tan grandes, o más, que Zeppellin. 'Anarchy in UK' discazo de pe a pA.

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  3. Ahí, donde me duele. Zeppelin, ¿eh? Velocidad y tocino. Cierto lo de la actitud y la influencia que deja en muchos estilos posteriores; y cierto algunas rayadas de algunos grupos del momento. Hasta ahí. No ha querido faltarse al respeto, sino centrarse en la música(véase segundo párrafo de mi comentario). Nos fijamos en lo que han mejorado grupos actuales como The Hives: no solo actitud, sino también talento y mucha música.
    Ramones y Misfits, nada que objetar.
    Al final, los palos me cayeron.

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