sábado, 18 de julio de 2015

FERRY & FLOWERS. IT´S ONLY POP, BUT I LIKE IT!


Con apenas unos meses de diferencia se han publicado los nuevos trabajos de Bryan Ferry y Brandon Flowers.

Discos gemelos que el tiempo podría desordenar, o asignar su autoría a uno u otro. Porque es fácil imaginarse a un Bryan Ferry en el 85, subiéndose a la new wave, y editando este The Desired Effect (2015) que ahora Flowers defiende en directo. Como igual de sencillo sería imaginar a un Brandon Flowers ya pureta, envolviéndose en terciopelo negro, y susurrándole al amor atormentado como hace Bryan Ferry en Avonmore (2014).

Tal vez, el cantante de The Killers con su gesto de boy scout, no haya sufrido lo suficiente para alcanzar el carisma de crooner sofisticado que emana Ferry, hasta cuando se pide un cortado. Pero no es una locura pensar que, tras revisar la herencia de The Cure, New Order y demás adalides del synth pop en su última obra, más adelante, se decida a buscar el origen de todo y dé, con unos Roxy Music, con Ferry a la cabeza, que siguen siendo sinónimo de innovación, treinta años después de su separación.


Mientras tanto, hay que disfrutar de este entretenidísimo Efecto Deseado con el que el cantante de Las Vegas retoma su carrera en solitario tras un tristón Flamingo (2010) que parecía compuesto por descartes de su banda madre. El resultado es un luminoso LP que irrumpe con “Dreams Come True”, alegato  optimista que bebe tanto del sonido de la E Street Band  como de esas referencias espirituales que pueblan la carrera del mormón más famoso del mundo. Tras ella, llega el primer single “Can´t Deny My Love”, trepidante sencillo en el que ya queda claro el espíritu eighties que respira el álbum y cuyo clip parece transcurrir en el Bosque de Shyamalan. No decae la intensidad y en la bailable “I Can Change”, se conjunta el recordado “Smalltown Boy” de Bronski Beat  con los Pet Shop Boys , mientras Flowers, como todos, le pide a ella una nueva oportunidad para cambiar.


Tras esto, el exotismo de “Still Want You” y un retorno al estilo Killers con la sentida “Between Me And You”, algo que también transmite “Untangled Love”. Cambio de registro y llega otro de los platos fuertes del disco con una “Lonely Town” con Brandon convertido en psycho acosador, sacado de un slasher de Carpenter, y en la que el cantante de Las Vegas sigue sin caer del filo de la navaja que separa la actualización con gusto del mero refrito.  

Desde ahí hasta el final, destacan el rocanrol sintetizado de “Diggin´Up The Heart” y una folkie “The Way It´s Always Been” de aire Beatle con la que Flowers se despide hasta la próxima aventura en solitario, en la que ojala repita los aciertos de este redondo The Desired Effect (2015).

En la otra esquina, el capo del pop elegante y relajado, Mr. Bryan Ferry, con una nueva obra cuyo título lo enlaza con la mística del epílogo de Roxy Music, Avalon (1982).


El disco se inicia con “Loop de Li” y “Midnight Train”, dejando claro que el viejo Ferry ha vuelto y que esto no es ni un incoherente homenaje a Dylan, ni experimentos con Big Band. Las canciones te sumergen en una dulce nebulosa en la que flotan las tramas enmarañadas de teclados, el pulso firme del bajo, los vientos sugerentes, el funky blanco de la guitarra y, sobre todo, el gemido de Ferry.

Tras esto, la balada “Soldier Of Fortune”, coescrita con el ex Smiths Johnny Marr, y que evoca al “Brothers In Arms ” de un Mark Knopfler que también aparecerá en el álbum, posteriormente.


Se sube un cambio y el LP acelera con una excitante  “Driving Me Wild”, en la que Ferry demuestra que no tiene reparos, a pesar de la edad, en seguir protagonizando tortuosas love stories que evocan su conflictiva vida personal. Un tipo, ya pasados los sesenta, con los arrestos para casarse con la novia de su hijo, para después ser abandonado por la misma porque “se comporta como un niño”. 

Un, como dice la canción, “Special Kind Of Guy”.

El disco alcanza cima con la homónima “Avonmore”,  cinco minutos de fiebre artificial con la que perder la cabeza, y una delicada “Lost” , que no hubiera desentonado en sus exitosos discos de los 80.


El cierre lo hacen dos versiones, la celebre “Send In The Clowns”, interpretada en su día por Sinatra, y, “Johnny and Mary” del añorado Robert Palmer, la cual marca lo que podría ser el nuevo rumbo del cantante británico: obras de atmósfera supurante de melancolía y oscuridad.

3 comentarios:

  1. Mira Deif, quédate con Ferry, que el Flowers este es una rancia imitación del sonido ochentero. No aporta nada, muy manido ese camino. Suena mucho más fresco y decente el viejito.

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  2. Hombre, Víctor Manuel, no seas tan duro con Flowers que yo no voy a decir que sea John Lennon, pero ofrece un producto bastante digno y a mí, me entretiene un montón. Cuando le de por el Rock Progresivo ya verás lo bueno que es.

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  3. Ay, lo que te estás perdiendo. Lee mi última entrada e irás entendiendo.

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